martes, 27 de octubre de 2015

Mi Experiencia con Patricia

La sala roja es un blog de cine, pero siento la necesidad de contarles mi experiencia con el huracán patricia, con un buen soundtrack, esto podría ser una película.
Sé que ya pasó la locura por lo del huracán Patricia, pero yo viví esa locura en carne propia. Me encontraba en la zona que sería afectada por el peor huracán en la historia de nuestro país, me encontraba en Puerto Vallarta atendiendo a un congreso de economía. Bueno todo sucedió así.

El día jueves unas amigas y yo llegamos a Vallarta, con expectativas de aprender y pasarla súper bien, ir a fiestas, al mar, y cometer locuras adolescentes a la par de adquirir nuevos conocimientos, en fin, el día jueves todo estuvo genial, nos metimos un rato al mar, comimos muchísimo (era buffett, imagínense ustedes, uno que es tragón y le ponen un buffett, en fin), a la única conferencia a la que asistimos estuvo poca madre, de regreso al hotel incluso liberamos tortugas (una experiencia mágica por cierto), en la noche nos fuimos a un antro cerca del hotel, conocimos gente tan extraordinaria (borracha en su mayoría), y las personas del congreso nos dijeron "Va a llegar un huracán, pero tranquilos, va a llegar a Colima, nosotros estamos bien", y nos valió y seguimos normales; para esto nosotros solo sabíamos que iba a estar nublado y con lluvias; como a las 4 am me fuí a acostar, y a las 7 am, empezó todo.

Estaba tranquilamente dormido, cuando mis amigas llegan a despertarme, diciéndome "Memo, memo, despierta, nos van a evacuar, rápido" entonces, yo, todo dormitado,  salí corriendo hacia el lobby no entendía lo que sucedía, al llegar los del hotel nos dijeron que preparásemos nuestras cosas porque a las 9:30 seríamos evacuados, en ese momento regresamos a nuestras habitaciones, y todo tranquilo, pero en el camino, los papás de mi amiga Villeda, la llaman muy angustiados diciéndole que saliera inmediatamente del hotel y de la ciudad, ella no lo dudó un segundo y se marchó hacía Guadalajara.  Minutos después, mi amiga Johanna y yo, arreglábamos nuestro equipaje, me metí a bañar y al salir, Johanna tenía una cara de terror, y dijo "La mamá de Villeda acaba de marcarme, dice que nos vayamos a Guadalajara ya mismo, que el huracán estará terrible, incluso dice que ella nos paga el pasaje, pero hay que irnos ya, ¿Qué hacemos?" Yo seguía decidido a quedarme en el hotel, pero al llegar al lobby, todos estaban desesperados, con miedo, nadie sabía que hacer, 

Johanna y yo, le marcamos a nuestros padres, ellos nos dejaron la decisión a nosotros, como mencioné no sabíamos que hacer, el pánico estaba poseyéndonos, nos miramos y en un arrebato decidimos tomar un taxi e irnos a la terminal de autobuses, y de pronto ya teníamos boletos para ir a Guadalajara; la situación en la terminal no era mejor, en la televisión solo hablaban de lo catastrófico que sería lo peor en la historia, prácticamente decían que iba a destruir todo, todos en la terminal estábamos en un estado de shock, de miedo, de todo. Los autobuses se retrasaban, y en ese momento solo queríamos estar en Guadalajara. Con media hora de retraso, dimos salida a las 11 am, en el camino reservamos un hotel, y ya solo queríamos llegar. 

Dentro del autobús nada mejoró, toda la gente seguía con miedo, algunos incluso iban rezando, otros hacían que el pánico aumentara al relatar sus vivencias en la cuestión de los huracanes, tratábamos de dormir, pero a cualquier frenón o cada vez que el autobús se detenía, despertábamos de un brinco, ese trayecto fue terrible. Después de 3 o 4 hrs de viajes (se suponía que a Guadalajara eran 5) el autobús empezó a subir personas que viajaban paradas incluso, un señor preguntó a los nuevos pasajeros si el mar se encontraba ya lejos a lo que los nuevos visitantes respondieron "Como a unas 5 o 6 cuadras" (jajaja, si es gracioso, bueno el señor casi muere) el viaje siguió a la par en que seguíamos leyendo noticias del huracán, y teníamos un miedo terrible de que el huracán nos atrapara a la mitad del camino, los paisajes no eran alentadores, hubo partes en las que solo se veía neblina a ambos lados, la lluvia y el viento eran escalofriantes.

Después de 9 hrs de viaje, llegamos a Zapopan, antes recibimos la llamada de un amigo que fue valiente y se quedó en Vallarta, nos dijo que en Vallarta todo había estado tranquilo, que ni la lluvia había pegado tanto; en ese momento nos sentimos más tontos que las personas que jalan las puertas cuando hay que empujar, hicimos un viaje terrible, donde el clima estaba peor que en Vallarta, llegamos a una ciudad que nunca habíamos estado, y justo al llegar a la terminal, se fue la luz!!, estabamos a oscuras en un lugar desconocido, intentamos comprar boletos para volver a Vallarta esa misma noche, pero ya no había salidas hasta nuevo aviso... 

Íbamos a tomar un taxi hacia nuestro hotel, y nos cobraban como $200, entonces unas personas en la terminal nos recomendaron que tomásemos un camión que nos iba a dejar cerca de ahí, sin idea de a donde íbamos, ni donde nos bajaríamos, el señor del camión nos dijo solamente que nos dejaba en "x" lugar y que le valía madres todo lo demás, en eso, una señora, la Sra. Silvia, se subió al camión, le empezamos a preguntar que onda con nuestro hotel, y nos dijo que el hotel estaba bien, pero que la zona en la que se encontraba era como el tepito de Guadalajara, que íbamos a salir vivos de milagro, eso nos dio aún más miedo, luego le preguntamos que si ella sabía de algún hotel o que nos recomendaba hacer, y en un momento de bondad nos dijo "Vénganse a mi casa, les doy alojamiento por esta noche" Con muchísimas dudas de no saber si confiar en ella, si tomar el taxi o que demonios hacer decidí (sí, mi amiga no quería) aceptar la invitación. En medio de la lluvia llegamos a la casa de esta señora, al llegar nos hizo de cenar, nos dio un té, nos tranquilizó, y empezó a conocernos, al mismo tiempo que su hija preparaba una habitación para nosotros, en verdad, esa señora fue nuestro ángel, nos ayudó cuando nos sentíamos más perdidos, más desubicados, más todo, fue lo mejor de esa noche y creo que será lo que más recuerde del viaje. Al otro día nos preparó un desayuno, y nosotros partimos a Puerto Vallarta, sí, seguimos con la vida loca y en fiestas, el viaje al final fue extraordinario a pesar de todo, las cosas buenas resaltaron sobre todo lo malo.

De este modo, comprobamos que existe gente muy buena en nuestro país, que hay momentos en que debes de confiar en las personas y dejar el mundo de la desconfianza en el vivimos. Por cierto, la Señora Silvia no nos cobró un solo peso, y nos dijo que la forma de pagarle sería con una cadena de favores, que nuestro deber ahora sería ayudar a alguien más, espero cumplir pronto con mi promesa.

 

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